Nazario
es un librero de 66 años, pequeño, de lentes y con el ya familiar rostro antiguo
del altiplano, hablamos bastante y me dice que en unos días Evo Morales asumirá
la segunda presidencia en una ceremonia aymara en las ruinas de Tiahuanaco.
Me
voy con esa información dando vueltas en mi cabeza, unas semanas atrás con mis
compañeros de viaje habíamos visitado Tiahuanaco, sus ruinas, sus templos y la
huella de una cultura muy antigua que florecio a orillas de un lago que hoy
tiene sus costas 15 kilomentros hacia el este, sin embargo bajo las ruinas de
la ciudad aun hoy se pueden encontrar esqueletos de los tipicos patos del
Titicaca como ecos de un esplendor inerte bajo la planicie de piedra.
Entonces
estoy comprando pasajes para ir con mis compañeros hacia Puno pero eso nunca
pasó porque en la boletaría cambie el destino del pasaje y volví nuevamente a
La Paz para desde allí volver a Tiahuanaco.
Al
fin de cuentas lo único que importa es la sensación que oprime el pecho y
cuando está por romperlo uno se da cuenta, luego la adrenalina cubre todo el
cuerpo y entonces uno se siente vivo de verdad, cada pelo del cuerpo se eriza y
esta bien, pensaba mientras viajaba junto al chofer y su amiga en la cabina del
bus, porque hacia el fondo ya no había más lugar y ahora el grupo soy solo yo.
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