miércoles, 19 de marzo de 2014

Los faroles de Humahuaca


Las calles son de adoquines grandes y las casas de piedra. Hay muchos puestos de venta de tejidos y artesanías y los rostros finos y antiguos de piel rojiza comienzan a ser lo habitual mientras que nosotros rápidamente pasamos a ser los otros, los ajenos. . Estamos en país de los Coyas. Es Humahuaca.
Hay faroles grandes en cada esquina y en la noche se pueden ver grupos de mochileros tocando la guitarra y cantando canciones a veces puedo reconocer en mi memoria. Caminando unas cuadras pasando el puente y por el camino que trepa llegamos a la quebrada.
Al escalar entre piedras naranjas y roca quebrada, saltando,caminando y gateando llegamos a lo más alto en donde se pueden observar 20 km de quebrada interminable, recortes de piedras y cactus de un paisaje nuevo, trato de ubicar de donde venimos, me parece que es para allá señalo con el dedo, pero ya no importa.
Por la vía del tren 10 kilómetros hacia el sur, caminando por el valle y con los cerros a la izquierda se llega a Uquía. Antiguo pueblo conocido por su iglesia del siglo XVII.
El cartel de la ruta dice que estamos a 2800 msnm y mi cabeza estalla en martillazos interiores de dolor con cada esfuerzo, mientras mi cuerpo despierta y se adapta al ritmo del nuevo oxígeno y las nubes a mis pies pegadas al horizonte como saliendo de adentro de la tierra
Cada día supera al anterior. Cada día es mejor.
Cada día soy mas salvaje a medida que la tierra me chupa hacia adentro y el recuerdo de la ciudad es casi una anécdota de alguna vida anterior.

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